Sercoachpy
1 de may de 20206 min.
Actualizado: 21 de may de 2020
En estos días, por todo lo que está pasando; me detengo a observar los
acontecimientos, me detengo a observar a las personas y sobre todo me
detengo a observar la reacción de las personas. En conclusión, me
detengo a observar el miedo.
"Lo que llamamos miedo, sucede cuando nos identificamos con lo que dice
la mente, y no con la vida."
La vorágine de información, real o ficticia, solo desemboca en una
cosa…miedo. Muchas veces apañada, sofocada, disminuida, exagerada o
compulsiva, todas tienen un factor común…el miedo. Entonces surge la
pregunta… ¿Qué es el miedo?
Una de las definiciones del diccionario reza cuanto sigue:
Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o
imaginario.
En primer lugar, me gustaría enfocarme en la frase “peligro real”. En
verdad lo que se manifiesta con la consabida y poco conocida
enfermedad, es una situación de peligro.
Si recurrimos nuevamente al diccionario:
Peligro: Situación en la que existe la posibilidad, amenaza u ocasión de que ocurra una desgracia o un contratiempo.
En esencia; la angustia imperante en estos días, está creada por la
“posibilidad” de que ocurra una desgracia. Si bien es cierto que la
enfermedad y el contagio existen, lo que realmente asusta es como va a
afectar a la persona, a la familia, a la sociedad…a la vida.
Sobre el punto, el sufrimiento está formado por automatismos
adquiridos del pasado (memoria), que se proyectan al futuro…ambos
inexistentes, creando una situación de peligro o amenaza. Es la reacción
física motivada por los pensamientos.
Entonces la pregunta ¿de qué me sirve todo esto?
Sirve en el sentido de tomar conciencia del momento presente.
Cuando nuestro cerebro da significado a algo, nosotros lo vivimos como la
absoluta realidad, sin ser conscientes de que solo es una interpretación de
la realidad. (Mario Alonzo Puig, Neurólogo)
Lo que llamamos miedo, sucede cuando nos identificamos con lo que dice
la mente, y no con la vida. Estamos tan pendientes de la muerte, que
olvidamos la vida.
El miedo, es siempre sobre lo que podría pasar después, eso quiere decir,
que el miedo está basado en algo que no existe. Si el miedo es inexistente,
entonces el miedo es 100% imaginario, solo habita en la mente.
El miedo que ocasiona el peligro, hace tomar previsiones al respecto. Es
un recurso valido, saludable y necesario; pero cuando el miedo se vuelve
compulsivo, entonces se torna dañino para la persona. No por lo que
pudiera acontecer, sino por lo que está ocurriendo en el cuerpo y en la
vida. Si de alguna forma, se sufre por lo que no existe, quiere decir, que se
está disociado de la realidad, esa situación es llamada comúnmente…
locura.
"Si queremos estar en paz…plantemos la semilla."
Hay ciertos niveles de locura que son aceptados, pero el ser humano
siempre está sufriendo por algo que pasó ayer o algo que podría pasar
mañana. El sufrimiento generado por el miedo, es simplemente por algo
que no existe, por algo que no está basado en la realidad. Es porque
siempre está basado en la mente y está perdido en la imaginación, esa es
la base del miedo.
De alguna forma fuimos condicionados a buscar la seguridad, que es
bueno y necesario para el desarrollo sano del ser humano. Pero cuando
esa búsqueda de seguridad se vuelve en contra de uno mismo; disfrazado
de ira, rabia, tensión, ansiedad o cualquiera de sus formas, es cuando
realmente uno se está dañando a sí mismo. Quien debe ser el sanador se
está convirtiendo en el verdugo.
Todo lo que se siente y experimenta ocurre dentro de uno mismo; pero
se crea una falsa imagen de que se necesita de eso o aquello para sentirse
más seguro. Al final, se percibe, que tan frenética es la búsqueda para
mantener la seguridad, que ni siquiera se sabe contra que. Lo que se
avecina representa una amenaza y en consecuencia creemos que estar a
la defensiva, es necesario y hasta saludable. Es como si se estuviese
proyectando una película, con un guión bien escrito, solo que no se sabe
cómo termina y ni siquiera se sabe cómo, ni cuándo empieza.
Ese miedo que está asolando a toda la sociedad, se trata de algo que
podría pasar…no que está pasando. Mientras el cuerpo está aquí, la mente
está en el futuro. La mente no puede pensar dos cosas al mismo tiempo,
cuando está pensando en el futuro, ¿quién se está haciendo cargo del
presente? Sin embargo, aún cuando nadie se hace cargo, no está
sucediendo nada. Eso no es otra cosa que un estado de inconciencia. Es
como si la mente viajara sola por delante…sin dirección…y sin director
Me podrían decir…y si estoy enfermo?. Entonces en vez de preocuparse
(futuro), es mejor “ocuparse”, haciéndose cargo del presente, ya que no
queda de otra.
En ese estado de cosas, se cree que todo lo que está ocurriendo debería
ocurrir de esa manera…pero no es así…es lo que se conoce vulgarmente
como estar identificado con la mente. Es cierto que hay una pandemia y
que puede causar estragos en la vida de las personas…puede ser. Pero en
la misma forma y en sentido contrario, también puede pasar sin causar
estragos…y quizás pase dejando una hermosa lección de vida…si o no?
Pero para la mente eso es atroz…es norma estar a la defensiva y si la
angustia es mayor…mejor. Es más fácil sufrir que estar bien…que
paradoja. Entonces se percibe una especie de sin sentido…
Lo que cree la mente es lo real y forma parte de la persona, pero no es
así, lo real es que la mente esté al servicio y no vague sola sin rumbo en el
futuro.
Se ha perdido el poder y la simplicidad del ahora. En esa brecha, es donde
se produce la ansiedad y esta se hace grande en la medida que se
abandona el presente. Siempre se puede afrontar el momento presente,
pero nunca se podrá afrontar algo que solo existe como una proyección
mental, no se puede afrontar el futuro.
Cuando continuamente la mente envía mensajes al cuerpo, de peligro o
de amenaza, se genera una emoción (Se entiende por emoción al conjunto
de reacciones orgánicas que experimenta un individuo cuando responden a
ciertos estímulos externos)
¿Y qué emoción genera este continuo mensaje? Miedo…
Cuando se empieza a observar lo que se está pensando, es cuando se
crea un momento de conciencia. Ya no se lo toma, de buenas a primeras.
Hay un momento de reflexión, en ese momento presente, la supuesta
razón de tener miedo pierde fuerza…se ha creado un momento de paz.
Cuando dejemos de ver amenazas por todos lados, y podamos observar
nuestra actitud y cualquier posición defensiva por más pequeña que sea,
es un beneficio a favor.
Pasa que en ese momento uno se convierte en observador de sus
propios pensamientos, se lo está haciendo consciente, entonces se rompe
la identificación con él. Es así, como la estructura se va rompiendo
lentamente y acabará definitivamente por disolverse completamente a la
luz de la consciencia. Así como se hizo fuerte a lo largo de los años, va
perdiendo poder porque la conciencia ahora ocupa su lugar.
La mente siempre utiliza un recurso que es negar el presente, negar el
ahora. Como no acepta ese estado, tampoco quiere estar en él, entonces,
busca escapar de él. Al correr, está buscando la salida pero se olvida de los
pies y todo lo que él sostiene. Buscar la salida o el resguardo produce
ansiedad, que no es otra cosa que miedo, y por decirlo en sentido
contrario, cuanto más se es capaz de valorar a los pies y aceptar el ahora,
más libre se estará de buscar la salida, más libre se estará del dolor y el
sufrimiento.
Quizás sea esa, al final, una buena solución…una simple solución. Dejar de
lado el pasado y el futuro, y enfocarse en el presente…que es lo único que
hay. Ese lugar es, donde se vive la vida y es el único factor que permanece
constante…eterno presente.
La vida, esta vida, se desarrolla en este momento y no habrá nunca otro
momento que no sea ahora. Por otro lado, creo que, el único camino que
conduce a la paz, es el camino de la conciencia. Ese es el verdadero poder
y está a la disposición.
No se puede experimentar, no se puede hacer, no se puede pensar, no
se puede sentir…no se puede respirar…fuera del momento presente.
No hay forma que algo ocurra en el pasado, ocurre en el ahora. No hay
forma que algo ocurra en el futuro, ocurre en el ahora.
Al final la pregunta es ¿Cómo se hace?
Quizás la respuesta sea…dejar de hacer o mejor aún, comenzar a
hacer…silencio.
Si queremos estar en paz…plantemos la semilla.
Y que todo sea para bien.
Por Hernán Caligaris